miércoles, 4 de abril de 2012

Tiempo, tanto y tan poco

¿Cuanto vale el tiempo...? En economía se dice que algo vale, lo que se se esté dispuesto a pagar por ello, y aquí, el tiempo creo que es la estrella, porque pocas cosas pueden oscilar tanto en cuanto a su valoración como el tiempo. Depende de la persona, la circunstancia, el momento, el lugar, la tarea... incluso hasta del estado de ánimo...

En esta vida todo depende de los ojos con lo que se mire, incluso desde un punto de vista científico, la propia Ley de la Relatividad (Albert Einstein), expone a grandes rasgos, que la percepción de lo medido (ya sea espacio o tiempo) depende del punto de vista del observador y su estado.

¿Cuatas veces lo hemos estado pasando mal o anhelando algo y el tiempo se nos ha hecho infinito... o por contra, estábamos disfrutando y nos ha resultado efímero y fugaz? Y realmente el tiempo transcurrido, medido con un reloj, podría ser perfectamente el mismo.

Otra cualidad excepcional es que el tiempo se puede compartir, y no por ello se renuncia a parte de él, es más, como con el amor, entra en "resonancia", revalorizándose de inmediato e intensificando la propia experiencia compartida.

Es tan preciado que incluso existen verdaderos especialistas "ladrones de tiempo" (Momo), que parasitan el ajeno a falta de poder enriquecerse o gestionar adecuadamente el suyo propio.

Una expresión que escuchamos muy a menudo es la de "matar el tiempo"... me parece horrible, sinceramente, pienso que debería estar recogido en el código penal como "maltrato temporal". Se pueden hacer tantas cosas con el tiempo... ¿por qué tenemos que matarlo? en el peor de los casos, siempre se puede echar una siesta... ;)

El tiempo puedes invertirlo, bien o mal, pero no matarlo... ni gastarlo... ni perderlo... (o no deberíamos). Incluso una mala decisión o un tiempo aparentemente "perdido", es el precio a pagar por poder aprender algo nuevo. Si justo o no, ya es otra cuestión, dependiendo de lo que valoremos el tiempo vs lección aprendida (normalmente le echamos más cuentas al tiempo que a la lección...).

Tiempo... testigo, juez y verdugo que no espera a nadie y a la vez dulce amante que todo lo cura. 


Hace unos años tomé realmente consciencia de que un día mi tiempo se acabaría... y una desagradable sensación se instaló en mi durante una temporada.

Es que el tiempo se acaba, ¿sabes usted...? y... ¿qué hago con mi tiempo...? ¿Es realmente mío todo mi tiempo...? Pues sí y no... porque ciertamente vivimos en una sociedad en la que el tiempo se intercambia de forma soterrada o explícita (In Time, que aún no he visto) y, por regla general, debemos prestar unos servicios y ceder parte de nuestro tiempo hacia algunos menesteres más allá de hacer lo que nos viniese en gana.

Lo que hagamos con el resto del tiempo ya es cosa nuestra... cada cual lo invierte en lo que quiera, descansar, jugar, leer, deporte, prestarlo altruistamente a los demás, etc... cada uno obtiene una satisfacción por la vía que considera oportuna, de una forma que le enriquezca, procurando siempre que  la suma de tiempo dedicado a los demás (interesada o desinteresadamente), descanso y a nosotros mismos esté en equilibrio.

Desafortunadamente, y habitualmente, no somos dueños del 100% de nuestro tiempo, no tenemos constancia si quiera de cuanto nos queda (afortunadamente), pero sí somos dueños de la actitud con la que queremos vivir ese tiempo, sea cuanto sea, y de la calidad de la inversión que hagamos.

El tiempo marca el ritmo de nuestra vida como un metrónomo el compás de una melodía, a veces como un adagio... a veces como una fuga... paladeando el tiempo, o viviéndolo con intensidad... (la caja de cerillas en Como agua para chocolate) pero en cualquier caso en nostros está que esa melodía sea una melodía llena de color o una melodía gris.

El día que mi tiempo expire tan solo deseo una cosa... poder despedirme con una sonrisa, y tener la tranquilidad de poder pensar que "yo he vivido", porque el tiempo que pase lo habrá hecho para siempre, y como bien expuso el más grande renacentista:

"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte."  (Leonardo Da Vinci)

3 comentarios:

  1. Ahhh, el tiempo, cada segundo perdido es un saco en la espalda... Es increible como una magnitud, que posiblemente no exista (el tiempo no tiene realidad alguna) nos pese tantísimo. Siempre ha sido uno de los anhelos del hombre ¿no? la inmortalidad. Sin embargo se ha puesto de manifiesto que vivir para siempre podría acabar siendo horrible o demencial y, por tanto, una vez mas, tan malo es algo por exceso como por defecto.

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    1. Posiblemente sí, si fuéramos inmortales acabaríamos aburridos de vivir... y respecto al tiempo del que disponemos, puestos a elegir, mejor calidad a cantidad... sin duda, al menos por mi parte, sobre todo porque la cantidad la desconocemos, pero en nuestra mano sí que está al menos que el que pasemos sea de calidad.

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  2. una pregunta que sentido tiene esta frase?
    «Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte

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