domingo, 1 de abril de 2012

Esa asíntota llamada perfección

En matemáticas, se llama asíntota a la linea recta a la que tiende a acercarse infinitamente una curva pero sin llegar nunca a tocarla (la tocaría en el infinito), o dicho de otra forma, una asíntota es algo a lo que se tiende, pero que nunca se alcanza.

Es similar al sentimiento que puede tener un artista en las etapas finales de su obra. Una obsesión desbocada podría llevarle a no ver nunca su obra terminada, porque nunca la vería "perfecta", tal como la concibe en su cabeza.

Bajando a planos más mundanos, hay un principio (una máxima diría yo), conocido como Principio de Pareto o regla del 80 - 20. Aplicada a nuestro caso vendría a decir que alcanzar el 80% de progreso de algo, nos va a costar un 20% de esfuerzo, mientras que el 20% restante, nos costaría un 80% de esfuerzo (no son números absolutos...). Ésto muchas veces es inalcanzable, o poco práctico, en el supuesto incluso de que el proceso tenga finalización, que muchas veces, no es así...

Otro ejemplo claro es cuando vamos a comprar un equipo de audio, o un instrumento, o un televisor... La mayoría tienen un precio "asequible", pero conforme subimos de gama, el precio es mayor, y no proporcionalmente a las mejoras que ofrecen. El equipo más caro de todo el escaparate, es tan solo un "poco" mejor que el siguiente en precio.

En resumidas cuentas, muchas veces, obtener muy poco (y más cuando más cerca estamos del final) cuesta muchísimo.

Cuantas veces hemos estado enfrascados en algo, en un hobby, una pasión, una tarea realizada con esmero... y nos han dicho... "déjalo ya !" y no podemos parar porque tenemos que dejarlo "perfecto"...

Seamos sensatos... por lo general, la perfección NO existe.

Desde esta perspectiva muchas veces habría que pensar en la perfección como una asíntota, como una meta idílica o utópica, a la que se debe aspirar para saber el camino a recorrer... pero que no nos tiene que obsesionar alcanzar, ya que, en lo práctico, es inalcanzable.

Hay que valorar si el tiempo y esfuerzo invertidos compensan con los resultados a obtener, y saber hallar de forma equilibrada nuestra propia versión de la perfección.

No se trata de caer en la tentación de convertirnos en unos pusilánimes, ni dejar de poner ilusión y esfuerzo en las cosas sin procurar sacar lo mejor de nosotros mismos, sino de no de no caer en las fauces tiránicas de una obsesión (Perfeccionismo cuando es patológico y Autoexigencia desproporcionada).


"La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener."


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