domingo, 16 de septiembre de 2012

Anhelando la felicidad

Como ya se ha comentado anteriormente, a lo largo de la vida normalmente nos limitamos a "existir", moviéndonos la mayoría de las veces por inercia. Cuando somos niños, simplemente porque no tenemos consciencia de ello y cuando somos mayores, porque las circunstancias que nos rodean nos absorben, y no paramos a preguntarnos...

¿Soy feliz?

Si no respondemos instantáneamente... chungo.

Bromas aparte... El caso es que de una manera u otra, un día te despiertas y te falta algo… Sientes un gran vacío en tu interior y no sabes qué es. Se supone que tienes "de todo", pero aún así… a veces te cuesta respirar.. conciliar el sueño… disfrutar el momento…

Vivimos en una sociedad que predica un estilo de vida particular. Un modo de vida en el que se nos invita a consumir, a tener, a poseer bienes materiales de forma continua, evitando que realmente nos centremos muchas veces en lo que realmente importa y obteniendo únicamente "felicidad a plazos", felicidad condicionada.

Seamos claros, la felicidad constante, la de verdad... esa sensación de sentirte completo y en armonía... cuesta conseguirla... y mucho.

Muchas veces, tras intentarlo por diversas vías, tras mucho poseer y probar, la conclusión es que nos movemos en ciclos constantes de ilusión-desilusión, de forma que cada vez queremos conseguir cosas "mayores" que nos den más felicidad durante más tiempo… Nos convertimos sin darnos cuenta en unos "yonquis materialistas", que buscan su siguiente "dosis de felicidad material" cuando se acaba la anterior y ansían seguir siendo "felices".

Como dijo Agustín de Hipona (AKA San Agustín), y ya hemos comentado alguna vez "no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita", y esto es extensible a la felicidad. Muchas veces la felicidad está en pequeñas cosas que no somos capaces de ver.

Una vez un buen amigo me dijo "necesito simplificar mi vida". Pensamos que para ser felices tenemos que poder tener muchas "cosas", y para conseguir esas cosas hay que disponer de medios materiales que nos afanamos rápidamente en conseguir, convirtiendo el medio en el fin. Entramos sin darnos cuenta en una espiral que cada vez nos complica más la vida, creándonos mayores preocupaciones, y empañando nuestra visión para ver realmente donde está la felicidad.

Se entra en un círculo vicioso en el que no vemos claramente. Nuestra libertad se ve coartada, y nuestra voluntad subyugada a intereses ajenos que nos seducen, condicionándonos y convenciéndonos de que ese es el camino que hay que seguir si quieres conseguir lo crees querer.

Tu alma se va a apagando… tu mente se ofusca y tu cuerpo y tu salud se resienten.

No es hasta que alguna alarma suena (algunas veces varias distintas…), cuando con suerte, te replanteas tu vida, tu existencia, tu comunión con el universo… tu FELICIDAD... quizás después de haber pasado por varias consultas psicológicas y haber ingerido pastillas con contraindicaciones y colores variados.

Curiosamente, como dicen los sabios, posiblemente la felicidad está en uno mismo. Y el quid de la cuestión es que si realmente conseguimos ese estado de gracia, lo demás ya no importa… No necesitarás un coche increíble… una casa con jacuzzi... te dará igual, estarás "desintoxicado", y por tanto, no te afanarás en ganar pasta como un poseso.

Un día un amigo te pregunta: ¿qué quieres conseguir en la vida… ? y tú respondes:

- Yo, lo "único" que quiero es ser FELIZ… (y posiblemente ya habremos dado un paso importante)

La pregunta del millón de dólares es… ¿Somos realmente conscientes de como…? ¿Conocemos el camino... o nos desviamos hace 7 cruces...?

Quizás lo más curioso del asunto es que cada cual debe conformar su receta para la felicidad, en base a su experiencia y anhelos, pero también en base a cuestiones "universales" que casi todos conocemos, pero que por alguna razón nos cuesta integrar en nuestras propias vidas, olvidándolas más de la cuenta o costándonos más de lo que nos gustaría para poderlas poner en práctica.

8 comentarios:

  1. Creo que como si de una enfermedad se tratase, para librarse de la infelicidad, lo primero es pasarlo "mal", es decir, plantearte tu existencia. Una vez te das cuenta de lo insustancial que puede o no ser, eres capaz de establecer un camino nuevo, una nueva forma de vivir, que te complete. Porque muchas veces, ser feliz radica en sentirse realizado, conocer tu papel y aceptar las cosas como son dando lo mejor de ti mismo a los demás.

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    1. Quizás sea por aquello de que nadie escarmienta en cabeza ajena...

      Gracias por tu magnífica reflexión Gabriel.

      Un fuerte abrazo.

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  2. Sí, cada uno ha de encontrar su fórmula, pero para eso primero hay qué saber dónde buscar y en la mayoría de las ocasiones los seres humanos buscamos en el sitio equivocado...
    y nos confundimos y frustramos todavía más... para mí la felicidad está más del lado de sentirme serena y en calma conmigo misma y entonces es cuando me embriago de cielo azul, de tardes en bici, de amigos y amigas, de yoga y me siento afortunada de no tener nada y tenerlo todo...
    Como siempre un estupendo artículo Sergio, gracias por este espacio... Un abrazo¡¡¡ Esperanza.

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    1. Ecuanimidad ¿no?, me parece magnífico y, sobre todo, imprescindible para mantener una felicidad "permanente". Un beso ;)

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  3. Es verdad que la superficialidad lleva a la destrucción del SER, pero no somos lo suficientemente valientes par salir del bucle.
    Como siempre muy buena reflexión Sergio.
    Muchos besos.

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    1. Romper la inercia cuesta... a veces mucho. Pero efectivamente suele ser la única forma de corregir conductas que muchas veces nos son nocivas.

      Muchas gracias. Un beso.

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  4. todo comienza desde saber quien eres y que tu mismo te aceptes creo de ahi parte todo , pero en nuestras casas no se nos ensena eso y vamos por la vida con una idea muy erronea de lo que es ser feliz.

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    1. Muy cierto. Qué gran daño nos hace a veces la sociedad, las costumbres, los clichés, incluso la familia aún con la mejor de las intenciones...

      Autoconocimiento... consciencia... lucidez. Un camino nada fácil, pero necesario la mayoría de las veces.

      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

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