El monje ardiendo se llamaba Thich Quang Duc, y se autoinmoló en mitad de una calle de Saigón a plena luz del día durante una manifestación (tal día como hoy 11 de Junio, del año 1963) como símbolo de protesta contra Ngo Dinh Diem, líder vietnamita apoyado por EE.UU y que llevó a cabo una campaña antibudista en el sur de Vietnam.
La escena fue presenciada por periodistas estadounidenses, y en concreto, esta impresionante foto ganó el premio Pulitzer el año 1963.
Durante el acontecimiento el monje adoptó la postura de loto y entró en meditación, a continuación otro monje lo roció con un líquido inflamable y le prendió fuego... a partir de ahí comenzó a arder y se consumió sin inmutarse.
Un reportero relató:
"[...] Mientras se quemaba no movió ni un músculo, no pronunció ni un sonido, su compostura contrastaba con los lamentos de las personas a su alrededor."
Curiosamente esta misma imagen fue usada en el primer disco homónimo de "Rage Against the Machine", por su impacto visual y su marcado mensaje de protesta, muy acorde con la tendencia del grupo.
Esta práctica se generalizó entre otros monjes budistas (bonzos), como protesta "silenciosa"... de ahí la expresión "quemarse a lo bonzo".
Para aquellos que quieran ver el video con la cruda secuencia completa, pueden verlo en:
...el poder de la voluntad
"Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad".
Cuando alguien es capaz de hacer algo así, es para pararse a pensar... denunciar una situación dando tu propia vida, trascendiendo más allá de todo lo humanamente comprensible. Se debe estar muy convencido de ello, sin duda, y tener muy claro qué hacer.
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La voluntad es lo que posibilita vencer
nuestras supuestas limitaciones.
En la imagen Oscar Pistorius
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A menudo tiramos la toalla víctimas de la pereza mental que nos embauca haciéndonos pensar que "seguro que me supondría demasiado esfuerzo"... Pensamos que es inalcanzable... y no pensamos, que a veces, nosotros mismo podemos ser el cambio. En otros contextos quizás una voz se puede alzar sobre el resto... una idea se puede hacer valer... y merece la pena probar que el poder de uno se puede hacer valer si se dispone de la suficiente voluntad.
Cuando se piensa que no nos queda nada, quizás deberíamos recordar que siempre nos queda nuestra propia voluntad. Dicen que la fé mueve montañas, y quizás la voluntad pasa por ser la fé en uno mismo.
Por tanto, mi máximo respeto a todas las personas que a lo largo de la historia y actualmente hacen algo por cambiar las cosas, que se esfuerzan por ser mejores, por progresar, por evolucionar, que prueban sin temor a equivocarse... que luchan desde sus respectivas posiciones por un mundo mejor, por un mundo más libre, un mundo más justo... y que dicen lo que hay que decir, hacen lo que otros no se atreven a hacer y tienen la voluntad de ser y ejecutar el cambio, en cualquier ámbito y en cualquier contexto.
¿Qué seríamos de nosotros y del mundo si no mantuviéramos nuestra propia voluntad... (aunque sea menos de la que quisiéramos)? Imaginemos si fuésemos capaces de llevar a cabo la mitad de las cosas que pensamos que "algún día" deberíamos o querríamos hacer...
¿Qué seríamos de nosotros y del mundo si no mantuviéramos nuestra propia voluntad... (aunque sea menos de la que quisiéramos)? Imaginemos si fuésemos capaces de llevar a cabo la mitad de las cosas que pensamos que "algún día" deberíamos o querríamos hacer...
Cuando veo que mi voluntad flaquea procuro acordarme de mi madre, una de las personas con más voluntad que conozco (gracias, mamá!). También me suelo acordar de la inspiradora frase de Albert Einstein:

...por tanto, dejemos que fluya.
Muy bueno, Sergio¡¡¡
ResponderEliminarEsperanza.
Gracias ! Me alegro de que te guste. Un abrazo.
EliminarRealmente de poco en nuestro cuerpo somos propietarios,pero el pensamiento y la voluntad son algo que efectivamente nadie nos puede arrebatar. Gracias, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarQue buen blog, me gusta mucho todo lo que se publica.
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